La biotecnología se ha convertido en un motor importante para la innovación global, con impacto en áreas como la agricultura, la medicina y la industria alimentaria. Se estima que el mercado biotecnológico alcanzará 1,35 billones de dólares para 2030, consolidándose como una fuente de crecimiento económico y una oportunidad estratégica de inversión para países en desarrollo, como Chile.
En este contexto, los microorganismos desempeñan un papel relevante para enfrentar los desafíos globales que tenemos como sociedad. El aumento de la población exige una mayor producción de alimentos, los cuales deben ser seguros para el consumo y producidos de manera sostenible y respetuosa con el medio ambiente. En paralelo, los problemas ambientales demandan soluciones eficientes para el manejo de desechos y para la descontaminación de efluentes industriales, generados por nuestra propia actividad.
Un ejemplo del notable impacto de los microorganismos en la biotecnología es el sector de los bioinsumos agrícolas, que ha experimentado un avance sustancial en la última década. Esta tecnología, basada en microorganismos obtenidos del medio ambiente, no solo contribuye a incrementar el rendimiento y la salud de los cultivos, sino que también promueve prácticas agrícolas más sostenibles, en línea con las soluciones que requiere nuestra sociedad. Los bioinsumos son una prueba tangible del potencial de los microorganismos como aliados estratégicos para desarrollar soluciones, tanto para la producción agrícola, como para la conservación medioambiental.
En Chile, el Banco de Recursos Genéticos Microbianos (BRGM) del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), ubicado en la ciudad de Chillán y perteneciente a la Red de Bancos de Germoplasma de esta institución, ha jugado un papel fundamental en el desarrollo de los bioinsumos. Durante más de una década, este banco ha liderado la conservación, valorización y distribución de microorganismos, fortaleciendo tanto la investigación científica como la innovación industrial.
Una década promoviendo el resguardo de los microorganismos a largo plazo
El origen del BRGM se remonta a la década de 1990, cuando investigadores del INIA comenzaron a realizar colectas de microorganismos en todo Chile. Estas colectas se centraron principalmente en hongos entomopatógenos, nematófagos y micopatógenos, utilizados para el control de plagas y enfermedades, y en bacterias promotoras del crecimiento vegetal, que estimulan el desarrollo de cultivos en el campo. La creciente demanda por conservar y mantener a estos microorganismos llevó a los científicos de aquella época a adoptar técnicas avanzadas de microbiología y conservación a largo plazo, sentando las bases de lo que hoy es la Colección Chilena de Recursos Genéticos Microbianos (CChRGM).
En 2012, la CChRGM obtuvo el reconocimiento de Autoridad Internacional de Depósito (IDA) por parte de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), convirtiéndose en la primera IDA de América Latina y la única en Chile, lo que marcó un hito crucial para la capacidad de nuestro país de proteger y aprovechar estratégicamente su biodiversidad microbiana. Desde ese entonces, el Banco Microbiano ha experimentado importantes logros. En 2013, se inauguró la primera etapa de sus instalaciones, proporcionando a la Colección un espacio físico definitivo, junto con la contratación de personal especializado en la manipulación y conservación de microorganismos. Posteriormente, en 2017, se construyó una infraestructura adicional que permitió ampliar la capacidad de conservación y valorización de las colecciones, con la creación de tres laboratorios: Laboratorio de Identificación Molecular, Laboratorio de Microbiología Aplicada y Laboratorio de Bioprocesos.
Durante esta etapa, el BRGM consolidó un equipo de expertos en metodologías como la crioconservación y la liofilización (técnicas que garantizan la conservación de los microorganismos en el largo plazo, manteniéndoles su viabilidad y estabilidad genética en el tiempo), así como personal del área de la Fitopatología y desarrollo de productos comerciales, sobre la base de microorganismos para la agricultura. Este almacenamiento prolongado de microorganismos no solo conserva la diversidad genética y funcional, sino que también asegura su disponibilidad futura, permitiendo enfrentar diversos desafíos.
Servicios para el avance científico e industrial
El BRGM del INIA no solo se limita a la conservación de microorganismos, ya que también ha construido un puente crucial entre la investigación científica y las aplicaciones industriales. A través de sus servicios de depósito, distribución de cepas, identificación molecular, diagnóstico fitopatológico, calidad de bioinsumos y capacitaciones, el Banco ha respondido a las necesidades de sectores clave como la agricultura y la industria alimentaria, en línea con los objetivos que tiene el Instituto.
También destacan entre sus servicios el depósito público y los depósitos privados. El primero permite conservar la biodiversidad y respaldar resultados de investigación científica, así como dejar los microorganismos disponibles para terceros, mientras que los privados están orientados a proteger las innovaciones biotecnológicas, especialmente para fines de patentamiento, lo que se rige por el Tratado de Budapest, resguardando los depósitos de un microorganismo por 30 años, bajo un estricto manto de confidencialidad. Este Tratado permite a investigadores e instituciones, proteger sus desarrollos biotecnológicos sin la necesidad de realizar múltiples depósitos internacionales, garantizando el secreto y preservación en el largo plazo. Además, el BRGM ofrece el servicio de depósito privado, que es una alternativa necesaria cuando se requiere resguardar un microorganismo de manera confidencial, sin tramitar una patente.
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El BRGM también lidera capacitaciones de profesionales, ofreciendo cursos prácticos sobre manejo de colecciones microbianas. Este conocimiento es muy importante para laboratorios que trabajan en microbiología y que requieren adoptar buenas prácticas de conservación de microorganismos en sus procesos. La identificación molecular es otro de los servicios clave ofrecidos, ya que permite determinar la especie microbiana con la que se trabaja, información fundamental para el registro de bioinsumos basados en microorganismos.
El servicio de fitopatología, en tanto, representa un puente importante entre la investigación aplicada y los agricultores, permitiendo conocer el estado sanitario de los cultivos en Chile. Adicionalmente, el servicio de evaluación de calidad de bioinsumos permite a los productores verificar la pureza y viabilidad de sus productos, funcionando como una herramienta fundamental de control de calidad. Estos servicios posicionan al BRGM como un referente nacional y regional en la formación de expertos en conformación de colecciones de cultivos.
Proyecciones y desafíos futuros en materia de conservación microbiana
A una década de su creación, el Banco de Recursos Genéticos Microbianos se posiciona como un actor clave dentro del INIA para enfrentar desafíos globales como la sostenibilidad agrícola, la seguridad alimentaria y el cambio climático, disponiendo del resguardo y valorización de estos recursos microbianos. En tal sentido, recientemente se fortaleció la conservación microbiana con tecnología de vanguardia, a través de la inauguración de la Plataforma de Preservación de Recursos Genéticos en 2023, que marcó un hito al consolidar al BRGM dentro de la Red de Bancos de Germoplasma del INIA, con la adquisición de un generador de nitrógeno líquido y un liofilizador para ampollas de vidrio. Con más de 1.500 millones de pesos invertidos en investigación y proyectos entre 2013 y 2023, el Banco no solo conserva el patrimonio microbiano, sino que también impulsa el desarrollo científico e industrial, posicionando a Chile como un referente en el ámbito de la biotecnología y conservación de los recursos microbianos.
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En el futuro, el BRGM continuará fortaleciendo su rol como un pilar estratégico para el uso sostenible de la biodiversidad microbiana. Sus proyecciones incluyen la prospección de microorganismos benéficos para la agricultura, el fortalecimiento del servicio de fitopatología (diagnóstico y control de enfermedades de las plantas) y la ampliación de su colección de microorganismos fitopatógenos, abordando desafíos clave en el sector agrícola chileno. Asimismo, seguirá potenciando servicios esenciales como la identificación molecular y la evaluación de calidad de bioinsumos, estrechando su colaboración con el Centro Nacional de Bioinsumos (CeNBI) del INIA, y consolidando su posición como referente en biotecnología y agricultura sostenible.
El Banco de Recursos Genéticos Microbianos reafirma su compromiso de liderar el camino hacia una agricultura más innovadora, resiliente y sostenible, promoviendo la investigación y la conservación de recursos microbianos, y asegurando su impacto —tanto a nivel nacional como latinoamericano— para las futuras generaciones.
Autor: Jean Franco Castro F., Curador, Colección Chilena de Recursos Genéticos Microbianos INIA.